domingo, 13 de septiembre de 2009

cuando el amor empieza en la infancia o la vida no es muy seria en sus cosas

Las voces de los seres que habitan como apariciones la obra de Juan Rulfo son voces que, sin saberlo, conocíamos desde siempre. Son los murmullos, son las imprecaciones, el dolor, las esperanzas, las preguntas del México profundo. ” Así nos han dado esta tierra. Y en este comal acalorado quieren que sembremos semillas de algo, para ver si algo retoña y se levanta. Pero nada se levantará de aquí. Ni zopilotes. Uno los ve allá cada y cuando, muy arriba volando a la carrera; tratando de salir lo más pronto posible de este blanco terregal endurecido, donde nada se mueve y por donde uno camina reculando.”Melitón dice: -Esta es la tierra que nos han dado-
La prosa más parca y más desolada de la literatura mexicana es también las más hermosa, la más poética.

Todos conocemos a este gigante en su dimensión como escritor de la lengua hispana pero a muchos les es desconocida su faceta humana, quien era realmente este huérfano, escritor, burócrata, pedófilo, fotógrafo y enamorado.

Rulfo nace el 16 de mayo de 1917 en Apulco, localidad cercana a San Gabriel, Jalisco (México) Hijo de una familia acomodada que perdió todo durante la revolución, perdió a su padre a los 6 años cuando un trabajador lo asesino, como daba muestras de inteligencia es enviado a los 10 años a estudiar a un internado en la ciudad de Guadalajara, pero unos meses después su madre muere.

Este huérfano crónico continúa sus estudios en el orfanato hasta los 15 años cuando ingresa al seminario “No me gusta el seminario, no quiero ser padre, pero me voy porque quiero recorrer el mundo”. Durante el verano de 1933 pasa a tercer año, el siguiente año reprueba latín; no quiere presentar el examen extraordinario y deja el seminario en agosto de 1934.

Rulfo volvió a San Gabriel y también fue a Apulco, donde leía hasta el amanecer. Esperanza Paz viuda de Severiano Pérez -hermano mayor del escritor- recuerda que estuvo unos nueve meses y, “se la pasaba en la noche escribiendo, leyendo, fumando y tomando su taza de café”. Además de literatura, Rulfo lee historia y toma fotografías. “Juan -recuerda su hermana Eva- constantemente tomaba muchas fotos desde que salió del seminario. Sacó premios en la revista Jueves de Excélsior y en El Informador.” “Tenía -evoca el escritor- una camarita Agfa de cajoncito. Me costó once pesos de segunda mano. El revelado y las impresiones me las hacían en los laboratorios Julio, en Guadalajara. Estaban frente al cine”.





en el centro Rulfo disfrazado













Quizá pudo haber asistido a la preparatoria en la universidad de Guadalajara con miras a estudiar posteriormente la carrera de abogado, pero la universidad esta en un periodo de huelga, finalmente se desespera y parte para la ciudad de México con miras a estudiar en la Universidad Nacional Autónoma de México.
Sin embargo los créditos le son insuficientes y no le son reconocidas las materias del seminario. Entra a trabajar entonces a la secretaria de gobernación de donde es enviado nuevamente a Guadalajara para hacerse cargo de unos japoneses y alemanes a los que la declaración de guerra sorprende en territorio mexicano.
-Nos va a arrestar- pregunto uno de los oficiales alemanes -El tren llega hasta fin de mes no creo que quiera escaparse caminando- contesto despreocupado Juan


Es en esos aburridos días de partidas de ajedrez con los alemanes y tertulias nocturnas en el café Nápoles cuando Rulfo conoce a la luz de su existencia. Tenia 24 años cuando vio pasar por vez primera del brazo de Don Agustín Aparicio a la niña que mas tarde seria su esposa. Que vio Juan Rulfo en ella esa vez que lo dejo cautivado, acaso habrá notado ella tan joven la presencia de tan peculiar enamorado, la misma Clara explica “
“Yo era una niña, cuya vida se desarrollaba alrededor de su familia, iba a la escuela y convivía con las amistades del rumbo, pero principalmente con mis tres hermanas, y nos las ingeniábamos para hacer muchas cosas en la casa sin necesidad de salir a la calle, incluso hacíamos teatro allá­ mismo. En ocasiones mi madre insistía en que saliéramos a la calle para que nos vieran los muchachos; en cambio, mi padre era una persona muy estricta y no le gustaba que jugáramos en la calle, y se preocupaba por saber quienes eran nuestras amistades. Esa era yo cuando Juan me conoció, aunque no yo a el.”

El solía llevar una vida bohemia. Se dormía en las madrugadas después de pasarse la noche leyendo a Goethe, Cervantes, Tolstoi y escuchando música. Por las tardes iba al café Nápoles donde conoció a Juan José Arreola. Dicen sus amigos que tenía un carácter triste y retraído, y que su nivel cultural era bastante elevado para su edad. Tenía fama de muchacho raro.” Cuando conoció a Clara se entusiasmó tanto con ella que incluso le puso el nombre a su cámara fotográfica.”

Clara y Juan se conocen.

Una mañana de 1944, Consuelo Reyes de Aparicio, madre de Clara, tomó sin querer la
llamada del pretendiente Juan Rulfo. Él quería hablar con Clara, pero Clara ni lo conocía ni sabía quién era. Ante la insistencia de él, Consuelo optó por decir que ella era Clara y así se acordó una primera cita. Para conocer a la joven –a quien una tifoidea había estado a punto de matar pocos años antes–, Juan tardó mucho tiempo. Investigó por muchos lados. No le fue fácil dar con la dirección. Cuando por fin tocó en la puerta cancel de la casa de las calles de Kunhardt en Guadalajara, Consuelo salió a contestar, y él preguntó que qué familia vivía allí, porque él andaba investigando dónde encontrar extranjeros. Agregó que era empleado de Migración y así empezó a saber quiénes eran los Aparicio Reyes, cómo se llamaba cada uno, qué hacía. El padre de Clara jamás supo de estas visitas...

Antes de aquella llamada –una tarde en que las hermanas Aparicio Reyes y sus amigas
iban a sacar las monedas equivalentes al precio de unas nieves en “el Nápoles”–, el vendedor, don Manuelito, las detuvo:
—Ya están pagadas—
Y les describió a un joven discreto que le había dicho que todas las cuentas de ellas
él las liquidaría.

Otra vez, don Agustín Aparicio Jiménez, comerciante en muebles originario de Jalapa,
Veracruz, encontró a Juan y a Clara que iban cruzando juntos una calle después
de que Juan la había encontrado y se había ofrecido a acompañarla.
Don Agustín le dijo a Rulfo que si quería hablar con Clara, debería ir y visitarla en su casa.Juan, palidísimo igual que ella, sólo dijo que sí señor, sí señor, claro que sí.

El futuro novio y yerno tardó años en vencer la severidad de don Agustín, típica en Los señores de aquellos tiempos.
Aun así, una vez Juan le dijo a Clara que ella era muy rica; ella le preguntó que por qué decía eso; él contestó que porque tenía a sus padres. Juan era poco más de once años mayor.

"Chiquilla, tienes los ojos azucarados, y los cachetitos, el izquierdo y el derecho, tienen sabor a durazno", le escribía en sus cartas. "Cuídate mucho y quiéreme mucho, pedacito de jitomate".

"Se me salen las lágrimas de ver cómo me decía. El modo de expresarse me transportaba a otro mundo que no conocía", reconoce ahora su viuda.

El 29 de enero de 1949 nació la primera hija del matrimonio, Claudia, y el 13 de diciembre de 1950 el segundo, Juan Francisco.
"¿Qué te podría decir yo?" –se preguntó en la última misiva tras conocer el nacimiento de su segundo hijo. "Esta carta debería ir sin palabras. Sólo llena de besos y del gran cariño que te tengo. Molerte a besos en el gran molino de mi corazón, que tú has hecho tuyo, y poner mi alma desdoblada como una sábana para que tú envuelvas en ella a toda tu familia",


Los caminos de la creación en Juan Rulfo Sergio López Mena Biblioteca de letras Colección Biblioteca de letras Editor UNAM,

5 comentarios:

  1. Impresionante.
    Tuve mis teorías, pero nunca había dado con el argumento perfecto. Ese es, y me has iluminado.

    Sabes, cuando leí Pedro Páramo, salí con una idea de la cicatriz literaria que estaba dejando ver de sí mismo Rulfo en ese libro... su madre perdida, su madre arrebatada, su orfandad. Busqué algunas de sus poesías, y veía ese amor fuerte, pero sólo en sus cuentos, sobrevivía un detalle infantil...

    Yo tengo lágrimas en los ojos. Mira que hermosas palabras dice su esposa de su intensidad de amor eterno. Me imagino que algun día, mi doncella lo dice de mi, cuando ya no esté y me explota por dentro un arcoiris de felicidad.

    Gracias amigo, me diste un éxtasis literario hoy.

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  2. Ojalá algún día hagas realidad tus sueños con la niña de tu vida. Anhelo que no casemos un día, y después visitarnos, jejej, sería maravilloso (para mí debe pasar algún tiempo, pero, no pierdo la ilusión de que la conozcas).


    http://corcelesdehamelin.blogspot.com
    http://amoracontratiempo2.blogspot.com/

    antiguos:
    volverati.blogspot.com
    amoracontratiempo.blogspot.com

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  3. http://respuestasalospedofilosdelaweb.blogspot.com/

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  4. no gracias, alejo seria un desperdicio leerte, es evidente que no compartimos opiniones a que voy? ¿a que me convenzas? ¿a que vienes? ¿a convencerte?

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  5. muchas gracias ten, por seguro que si y lo de visitarnos me encanta, espero que no pase mucho tiempo antes de que uno de nosotros llegue con la feliz noticia

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