domingo, 28 de junio de 2009

A TRAVÉS DEL ESPEJO

Lewis Carroll y Alice Liddell.



¿Quién fue Alice Liddell y qué importancia tuvo en la genial creación de Carroll Alicia en el país de las maravillas? ¿Fue Liddell la inspiradora del cuento? ¿Escribió Carroll su Alicia para su Alice? Todas estas preguntas tienen fácil respuesta. Sí. Efectivamente fue Alice Liddell la niña musa de Carroll, su niña amiga ideal y probablemente la mayor pasión de su vida. Pero más sugestiva es esta otra pregunta, ¿Fue Lewis Carroll un menorero entusiasta de las niñas, un lolitero sobón, un pedófilo zalamero obsesionado por el amor de sus amiguitas?

Dicen que sí.
A Lewis Carroll le gustaban las crías, no podía remediarlo. Tanto le gustaban que se pasó un cuarto de siglo fotografiándolas desnudas hasta que un escándalo le hizo abandonar la cámara y coger el pincel para seguir pintando sus desnudos a solas y en secreto. Escondido de las miradas represoras de una época puritana, severa e hipócrita, negándose a sí mismo esta pasión en una extraña dualidad que lo hacía fiel representante de la época.
Es una pena que a su muerte ordenara destruir todas las fotografías atrevidas de las muchas niñas que conoció en su vida. Habría resultado edificante la observación de esos cuerpos infantiles color sepia, de esos rostros preadolescentes coqueteando con la cámara, subyugando con la mirada la mirada excitada y confusa de Carroll al otro lado de la cámara. Sólo ha sobrevivido una de estas fotos, o al menos eso se cree, la de Evelyn Hatch, que luce sus nueve años más o menos en la estereotipada postura que debió indicarle el besucón Lewis. ¡Cuánto habría aprendido de él Nabokov para su Lolita!

continuara....

fuente: http://www.agustincelis.com/

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